08 julio 2008

Fedor Dostoievski (El jugador, 1866)


(Salvat, 1969)

Dostoievski es en buena medida el Alexei Ivánovich de la novela, un ruso pobre pero culto que deambula por el extranjero, atolondrado, incongruente, presa de una agitación febril que le hace perder las mejores oportunidades, que supedita su vida al azar de la ruleta, a un juego que anula su voluntad y al que apuesta todas sus esperanzas, su amor, su futuro. Pero la novela no se limita al estudio de un carácter, y la autobiografía se ensancha para describirnos, en una serie de tipos, una especie de infierno al que los mismos personajes se condenan voluntariamente, del que se resisten a salir, del que en realidad sólo salen, expulsados del casino y ya sin dinero – es decir, deshonrados -, para sentir el resto de sus vidas la nostalgia de aquellos momentos supremos de emoción y riesgo (prólogo).

¡Sí, en esos instantes uno olvida todas las desgracias anteriores! Porque esto lo había conseguido arriesgando más que la vida; me había atrevido a correr el riesgo y ¡de nuevo era hombre!

Vivo, claro, en una constante zozobra; juego muy poco y espero algo, hago cálculos, permanezco días enteros ante la mesa de juego y observo; el juego no me abandona ni en los sueños, pero me parece como si me hubiera insensibilizado, como si permaneciese hundido en una ciénaga.

2 comentarios:

Peter Sinclair dijo...

Qué grande "El jugador". Las últimas dos o tres páginas de este libro me parecen prácticamente insuperables.

A ver si me pongo con un par de libros de Dostoievski que tengo pendientes, hace ya tiempo que leí algo suyo (de hecho sólo he leído tres libros suyos) y ya hay ganas de repetir.

Victoria dijo...

Yo todavía tengo pendientes (esperando en mi casa) "El idiota", "Los endemoniados" y "Noches Blancas" .... pero me voy con calma, porque siempre es un placer leerlo.

El jugador trata un tema que no es muy de mi interes. A pesar de ello, me tocó, y creo que a nadie dejaría indiferente su lectura. Va in crescendo y, justamente, el final es excelente.

Lo que más me impresionó y conmovió fue la historia de babulinka, la anciana inválida con cuya muerte especulaba toda la familia (por la herencia) y que finalmente se fascina y se pierde en el abismo de la ruleta.