09 febrero 2021

Nocturno de Chile (Roberto Bolaño)

Editorial Anagrama, 2012


 

Y yo cada vez me sentía más impaciente, pues en la casa principal me esperaban y tal vez alguien, Farewell u otro, se estaría preguntando por las razones de mi ya prolongada ausencia. Y las mujeres sólo sonreían o adoptaban gestos de adustez o de fingida sorpresa, sus rostros antes inexpresivos iban del misterio a la iluminación, se contraían en interrogantes mudas o se expandían en exclamaciones sin palabras, mientras los dos hombres que habían quedado atrás procedían a marcharse, pero no en línea recta, no enfilando hacia las montañas, sino en zigzag, hablando entre sí, señalando de tanto en tanto indiscernibles puntos de la campiña, como si también en ellos la naturaleza activara observaciones singulares dignas de ser expresadas en voz alta.

 

Yo me hice la siguiente pregunta: ¿por qué María Canales, sabiendo lo que su marido hacía en el sótano, llevaba invitados a su casa? La respuesta era sencilla: porque durante las soirées, por regla general, no había huéspedes en el sótano. Yo me hice la siguiente pregunta: ¿por qué aquella noche uno de los invitados al extraviarse encontró a ese pobre hombre? La respuesta era sencilla: porque la costumbre distiende toda precaución, porque la rutina matiza todo horror. Yo me hice la siguiente pregunta: ¿por qué nadie, en su momento, dijo nada? La respuesta era sencilla: porque tuvo miedo, porque tuvieron miedo.

No hay comentarios.: